El sistema financiero colombiano está atravesando una transformación histórica. La llegada de Bre-B, la billetera digital con pagos instantáneos administrada por el Banco de la República, promete acercarnos a una economía más digital, menos dependiente del efectivo y más incluyente.
En la carrera por entregar productos digitales cada vez más rápido, muchas empresas están cayendo en una trampa peligrosa: creer que deben elegir entre velocidad o calidad. Este supuesto dilema no solo es falso, sino costoso.
En la industria del software, la calidad ya no es solo un paso final: es una responsabilidad compartida desde el inicio. La integración de DevOps en el aseguramiento de calidad (QA) representa un cambio profundo que trasciende la automatización de procesos.
Reducir el uso del efectivo y acelerar las transacciones no es el único objetivo. Tampoco es el mayor reto. En realidad, construir un ecosistema digital de confianza, interoperable y seguro será lo que determine su verdadero impacto en el país.
La interoperabilidad no debe entenderse solo como una conversación entre bancos. El éxito de Bre-B dependerá de su capacidad de integrarse con otros actores relevantes: desde fintechs, proveedores tecnológicos, comercios, hasta los propios ciudadanos. En un entorno donde el 70% de las personas aún prefieren usar efectivo y la mitad teme ser víctima de fraude en medios digitales, la tecnología debe ir mucho más allá del código y la conectividad: debe inspirar confianza desde el diseño hasta la experiencia final.
La cadena de pagos digitales no comienza ni termina con la infraestructura bancaria. Si Bre-B quiere cumplir su promesa transformadora, necesita permitir una integración fluida con compañías fintech, desarrolladores de plataformas de pago, comercios e incluso los mismos ciudadanos. Esto plantea una capa crítica de interoperabilidad técnica que va más allá de mover dinero de una cuenta a otra.
No se trata solo de protocolos y APIs compatibles. Se trata de ofrecer plataformas accesibles, disponibles en distintos dispositivos, con una experiencia de usuario comprensible incluso para personas que nunca han usado una billetera digital. Cada punto de fricción: un error en la lectura de un QR, un registro complejo o una alerta de seguridad ambigua; suma desconfianza. Diseñar soluciones interoperables también significa ser inclusivos, empáticos y eficaces.
Los datos son claros: en Colombia, más del 70% de los ciudadanos aún prefiere el efectivo y el 52% teme usar canales electrónicos por posibles fraudes (Visa y AMI 2023). Esta desconfianza no se supera con campañas de expectativa o beneficios de adopción temprana, sino con tecnología que genere credibilidad, protección y transparencia desde su corazón.
Las soluciones deben incorporar seguridad proactiva desde el diseño. No basta con detectar fraudes después de que ocurren; se deben prever con inteligencia artificial, autenticaciones robustas y arquitecturas blindadas. La transparencia debe ser tangible: que el usuario pueda ver, entender y rastrear sus transacciones en tiempo real. Y sobre todo, hay que educar. Invertir en una ciudadanía financiera digital es invertir en la sostenibilidad del sistema. Diseños accesibles, soporte activo y materiales pedagógicos deben ser parte integral de la experiencia de cada transacción.
Con más de 21 años de experiencia, Q-Vision Technologies se ha consolidado como un aliado estratégico en la construcción de soluciones digitales confiables. En el contexto de Bre-B y la transformación digital del sector financiero, nuestra misión cobra un nuevo protagonismo: asegurar que la calidad sea un habilitador visible de la innovación.
Desde nuestros servicios de pruebas de software hasta la formación especializada, trabajamos para que cada interacción digital esté sustentada en confianza, eficiencia y continuidad operativa. ¿Cómo lo hacemos?
En un mundo donde la confianza se construye con cada clic, cada transacción y cada segundo de disponibilidad, en Q-Vision Technologies trabajamos para que lo invisible, la calidad, se haga evidente.
La tecnología por sí sola no hará que Bre-B sea una solución transformadora. Lo hará el ecosistema que seamos capaces de construir entre todos: bancos, tecnológicas, reguladores, comercios y ciudadanos. Estos deberían ser los pilares del camino hacia una adopción consciente y sostenible:
Bre-B es mucho más que una billetera digital; es la puerta de entrada a una Colombia financiera y tecnológicamente renovada. Pero el camino no será solo técnico, también cultural. Dependerá de qué tan bien logremos diseñar ecosistemas donde la interoperabilidad funcione, la seguridad inspire confianza y la tecnología esté siempre al servicio del ciudadano.
Desde nuestra posición en Q-Vision Technologies, no sólo testeamos plataformas. Creamos cimientos para la confianza digital de un país. Porque en la era de los pagos digitales, la moneda más valiosa es la certeza de que cada clic es seguro, transparente y diseñado para ti. Construyamos juntos esa certeza.